viernes, 18 de enero de 2008

Joyas...

Felicidad: satisfacción casi instantánea, de necesidades acumuladas que han alcanzado elevada tensión y de acuerdo con esta índole solo puede darse como fenómeno episódico.
la mejor forma de encontrar la felicidad es a través del amor, hacer del amor el centro de la vida, que derive toda satisfacción de amar y ser amado, pero el punto débil es evidente, jamás nos hallamos tan a merced del sufrimiento como cuando amamos, jamás somos tan infelices cuando hemos perdido el objeto amado o su amor.
La felicidad tal como la buscamos puede que sea imposible de alcanzar, sin embargo no por eso debemos abandonar los esfuerzos para acercarnos de cualquier modo.

Sigmund Freud

Prostitución: la prostitución, tal como existe en la actualidad es obviamente, una clase de vida indeseable. El peligro de la enfermedad solo hace de la prostitución un comercio peligroso, pero a parte de eso, la vida es desmoralizadora, es ociosa y tiende al exceso de bebida. Tiene el grave inconveniente de que la prostituta es generalmente despreciada y probablemente piensan mal de ella incluso sus clientes, es una vida en contra del instinto, como la de la monja. Por todas estas razones la prostitución, tal como existe en los países cristianos es una carrera extraordinariamente indeseable.

Éxito: lo que yo sostengo es que el éxito solo puede ser uno de los ingredientes de la felicidad y que cuesta demasiado caro si se han sacrificado a su compra todos los demás ingredientes.

Felicidad: el secreto de la felicidad es el siguiente: procurar que los intereses sean lo mas ancho posible y tratar de que las reacciones ante las personas y las cosas que le interesan a uno sean en todo lo posible cordiales en lugar de hostiles.

Tomado del diccionario del hombre contemporáneo del filosofo, físico y matemático Bertrand Russel.

Me acordaré de ti siempre..., pensaré siempre en ti. Que Dios te proteja; sé feliz. No pienses nunca mal de mí. No nos volveremos a ver más; así debe ser, porque nunca debimos habernos encontrado. Que Dios sea contigo, adiós.

Leon Tolstoi
Capablanca.

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